“... es importante para los padres
encontrar un lugar “desmedicalizado”,
un lugar que sea lugar de recibimiento,
de palabras humanas muy simples”
Marie-Jose Puig Izard
Recibir a Ariel con tan sólo un año y a su madre -muy joven- llena de dudas, no fue tarea fácil.
- “¿Qué puedo hacer con él?” - pregunta la madre.
Pregunta que empezaríamos a abrir, mientras el salón lleno de juguetes comienza a ser un caos. Ariel gatea y su hermano de tan sólo dos años camina y tira todo.
Ariel es un bebé prematuro que nació a los seis meses de gestación; luego de un largo período de internación en incubadora llega a su casa con un diagnóstico médico que lo signa: ceguera por retinopatía del prematuro.
Nos encontramos aquí con una madre de devoción corriente, dedicada a la crianza de su hijo y como diría Winnicott “...debería ser anfitriona de un nuevo ser humano que ha decidido instalarse y que poco a poco incrementa sus demandas”.
¿Podría pensarse desde un saber previo qué hacer frente a las demandas de una madre y su niño ciego?
Esta madre se muestra afectada en su función, ya que el nacimiento prematuro de un niño siempre irrumpe en un momento en el que todavía no estaba preparado un lugar para alojarlo.
Durante las primeras etapas del desarrollo de un niño, la figura materna casi siempre está en condiciones de responder a la demanda de las necesidades del bebé en las que la dependencia es absoluta; dice Winnicott “... cuando el entorno facilitador es suficientemente bueno, debiendo ser éste humano y personal, las tendencias herederas del bebé hacia el crecimiento alcanzan sus primeros logros importantes, el principal es la integración”.
Pero, ¿qué pasa cuando irrumpe el diagnóstico de ceguera?
Nos encontramos frente a dos padres heridos con dos discursos distintos. La madre muestra una posición ambivalente entre la aceptación y la angustia. El padre no se resigna al diagnóstico, esperando “ya” los avances de la ciencia.
Cada familia -en su singularidad- necesita una lectura particular del proceso por el que están atravesando. Poder trabajar con el niño, por más pequeño que sea, y su familia acerca de lo que le pasa.
La estimuladora temprana deberá posicionarse en el lugar del sostén y no del saber; dando un espacio de escucha a los padres y al niño que necesita un suministro ambiental adecuado.
Es necesario trabajar en equipo. Un equipo que escuche y articule las diferentes demandas de este niño y su familia.
Winnicott habla sobre el concepto de flexibilidad que tiene predominio sobre el de la rigidez, para comprender el desarrollo temprano de un bebé y los efectos que para bien o para mal puede producir la intervención de los profesionales. Tarea que se posiciona desde una intervención terapéutica-pedagógica a cargo de un estimulador temprano único que acompañará, permitiéndose ciertas entradas, en la relación de confianza de la madre en sí misma y en su capacidad de ayudar al bebé a lo largo del complejo proceso del desarrollo; desde la completa dependencia de la madre e identificación con ella hasta la autonomía.
La estimulación temprana es una disciplina que se ocupa del desarrollo de un niño en todas sus áreas, y aquí traigo una reflexión de la Dra. Marie-Jose Puig Izard: “la escucha psicoanalítica es importante, pero nosotros no somos consultados como psicoanalistas sino como personas competentes para llenar ese agujero, para dar un imaginario, contándoles cómo un niño ciego puede crecer”.
Tarea difícil para un equipo interdisciplinario, pero posible si podemos articular saberes. Saberes que traen los padres acerca de este hijo y saberes específicos que aportamos los profesionales.
Se pone en marcha una ardua tarea.
Jugando con Ariel y su madre comenzamos a construir momentos de encuentros en los que se pone en juego el hacer de un niño. Durante esos encuentros y desencuentros, atento a los estímulos que lo invaden , estímulos que no puede discriminar , que aparecen y desaparecen abruptamente, Ariel se muestra irritable.
¿Cómo brindar el soporte técnico específico?.
Vigotsky plantea -desde el concepto básico de una concepción socio-constructivista del conocimiento- que el niño no puede hacerlo sólo sin el andamiaje que por su parte le construye un adulto o un compañero más avanzado tomándolo esto como cooperación o mediación.
Pensar en la anticipación utilizando la palabra como organizadora de la realidad, permite a Ariel el inicio de la conquista del mundo de los objetos. Paulatinamente reconoce olores, ruidos, aprecia texturas; va estableciendo relaciones corporales y espaciales.
El caos va acomodándose . Tomando a Vigotsky: “la palabra vence a la ceguera”.
El entorno familiar y escolar comienzan a “ofrecerse” en función de las necesidades del niño que también es ciego.
Pensar en Ariel nos lleva a reflexionar en las posibilidades que tiene cada niño con patología visual de constituirse como sujeto deseante que será constructor de su propio desarrollo.
Participar en los procesos del desarrollo de un bebé con un diagnóstico de discapacidad merece la capacitación en el ámbito de la estimulación temprana; disciplina que requiere de una formación constante y de la posibilidad de trabajo en equipo interdisciplinario que se posicione como sostén de la función materna y que atienda todos los aspectos del desarrollo de un niño teniendo en cuenta que hay un saber pedagógico, un saber médico, un saber científico que deberá articularse con los saberes que cada familia tiene sobre su hijo.
- “¿Qué puedo hacer con él?” - pregunta la madre.
Pregunta que empezaríamos a abrir, mientras el salón lleno de juguetes comienza a ser un caos. Ariel gatea y su hermano de tan sólo dos años camina y tira todo.
Ariel es un bebé prematuro que nació a los seis meses de gestación; luego de un largo período de internación en incubadora llega a su casa con un diagnóstico médico que lo signa: ceguera por retinopatía del prematuro.
Nos encontramos aquí con una madre de devoción corriente, dedicada a la crianza de su hijo y como diría Winnicott “...debería ser anfitriona de un nuevo ser humano que ha decidido instalarse y que poco a poco incrementa sus demandas”.
¿Podría pensarse desde un saber previo qué hacer frente a las demandas de una madre y su niño ciego?
Esta madre se muestra afectada en su función, ya que el nacimiento prematuro de un niño siempre irrumpe en un momento en el que todavía no estaba preparado un lugar para alojarlo.
Durante las primeras etapas del desarrollo de un niño, la figura materna casi siempre está en condiciones de responder a la demanda de las necesidades del bebé en las que la dependencia es absoluta; dice Winnicott “... cuando el entorno facilitador es suficientemente bueno, debiendo ser éste humano y personal, las tendencias herederas del bebé hacia el crecimiento alcanzan sus primeros logros importantes, el principal es la integración”.
Pero, ¿qué pasa cuando irrumpe el diagnóstico de ceguera?
Nos encontramos frente a dos padres heridos con dos discursos distintos. La madre muestra una posición ambivalente entre la aceptación y la angustia. El padre no se resigna al diagnóstico, esperando “ya” los avances de la ciencia.
Cada familia -en su singularidad- necesita una lectura particular del proceso por el que están atravesando. Poder trabajar con el niño, por más pequeño que sea, y su familia acerca de lo que le pasa.
La estimuladora temprana deberá posicionarse en el lugar del sostén y no del saber; dando un espacio de escucha a los padres y al niño que necesita un suministro ambiental adecuado.
Es necesario trabajar en equipo. Un equipo que escuche y articule las diferentes demandas de este niño y su familia.
Winnicott habla sobre el concepto de flexibilidad que tiene predominio sobre el de la rigidez, para comprender el desarrollo temprano de un bebé y los efectos que para bien o para mal puede producir la intervención de los profesionales. Tarea que se posiciona desde una intervención terapéutica-pedagógica a cargo de un estimulador temprano único que acompañará, permitiéndose ciertas entradas, en la relación de confianza de la madre en sí misma y en su capacidad de ayudar al bebé a lo largo del complejo proceso del desarrollo; desde la completa dependencia de la madre e identificación con ella hasta la autonomía.
La estimulación temprana es una disciplina que se ocupa del desarrollo de un niño en todas sus áreas, y aquí traigo una reflexión de la Dra. Marie-Jose Puig Izard: “la escucha psicoanalítica es importante, pero nosotros no somos consultados como psicoanalistas sino como personas competentes para llenar ese agujero, para dar un imaginario, contándoles cómo un niño ciego puede crecer”.
Tarea difícil para un equipo interdisciplinario, pero posible si podemos articular saberes. Saberes que traen los padres acerca de este hijo y saberes específicos que aportamos los profesionales.
Se pone en marcha una ardua tarea.
Jugando con Ariel y su madre comenzamos a construir momentos de encuentros en los que se pone en juego el hacer de un niño. Durante esos encuentros y desencuentros, atento a los estímulos que lo invaden , estímulos que no puede discriminar , que aparecen y desaparecen abruptamente, Ariel se muestra irritable.
¿Cómo brindar el soporte técnico específico?.
Vigotsky plantea -desde el concepto básico de una concepción socio-constructivista del conocimiento- que el niño no puede hacerlo sólo sin el andamiaje que por su parte le construye un adulto o un compañero más avanzado tomándolo esto como cooperación o mediación.
Pensar en la anticipación utilizando la palabra como organizadora de la realidad, permite a Ariel el inicio de la conquista del mundo de los objetos. Paulatinamente reconoce olores, ruidos, aprecia texturas; va estableciendo relaciones corporales y espaciales.
El caos va acomodándose . Tomando a Vigotsky: “la palabra vence a la ceguera”.
El entorno familiar y escolar comienzan a “ofrecerse” en función de las necesidades del niño que también es ciego.
Pensar en Ariel nos lleva a reflexionar en las posibilidades que tiene cada niño con patología visual de constituirse como sujeto deseante que será constructor de su propio desarrollo.
Participar en los procesos del desarrollo de un bebé con un diagnóstico de discapacidad merece la capacitación en el ámbito de la estimulación temprana; disciplina que requiere de una formación constante y de la posibilidad de trabajo en equipo interdisciplinario que se posicione como sostén de la función materna y que atienda todos los aspectos del desarrollo de un niño teniendo en cuenta que hay un saber pedagógico, un saber médico, un saber científico que deberá articularse con los saberes que cada familia tiene sobre su hijo.
Silvana Arenzón
Prof. especializada en Dicapacitados
Estimuladora Temprana Visuales
mail: silarenzon@hotmail.com
Número 79 / Octubre de 2007www.psyche-navegante.comautores@psyche-navegante.com
Bibliogafía:
_Braslavsky, b: “ El ciego en la teoría de Vigotsky”. Revista discapacidad visual hoy. A.S.A.E.R.C.A, Buenos Aires, 1999
-_ Puig Izard, M:. “¿Qué es ver?”. El psicoanálisis con niños ciegos. En “Pagar de más” Nueva Visión, Bs. As, 1986
- Winnicott. “Los bebés y sus madres”. Editorial Paidos, Bs. As, 1989.
Bibliogafía:
_Braslavsky, b: “ El ciego en la teoría de Vigotsky”. Revista discapacidad visual hoy. A.S.A.E.R.C.A, Buenos Aires, 1999
-_ Puig Izard, M:. “¿Qué es ver?”. El psicoanálisis con niños ciegos. En “Pagar de más” Nueva Visión, Bs. As, 1986
- Winnicott. “Los bebés y sus madres”. Editorial Paidos, Bs. As, 1989.
1 comentario:
Te felicito Silvana por tu artículo.
Cariños
Ana María Lojkasek
APT
Red Inclusiva
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